La memoria implícita es un tipo de memoria en la que las experiencias previas ayudan en la ejecución de una tarea, sin que exista una percepción consciente de la existencia de esas experiencias. Las evidencias de la existencia de este tipo de memoria surgen del concepto de priming o primado, un proceso por el que los sujetos muestran una mejora en la ejecución de tareas para las que han sido subconscientemente preparados. La memoria implícita también provoca el fenómeno conocido como "efecto de ilusión de verdad", que sugiere que los sujetos se muestran más inclinados a calificar como verdaderos aquellos enunciados que ya han oído anteriormente, independientemente de su veracidad. En la vida diaria la memoria implícita se manifiesta en forma de memoria procedimental, el tipo de memoria que permite recordar el modo en que se realizan actividades como anudarse los cordones de los zapatos o montar en bicicleta sin necesidad de pensar conscientemente sobre cómo realizar estas actividades. Las investigaciones en materia de memoria implícita indican que ésta opera a través de procesos mentales diferentes a los que rigen los mecanismos de funcionamiento de la memoria explícita.
El estudio avanzado de la memoria implícita comenzó sólo hace unas décadas. Muchos de estos estudios se centran en el efecto de la memoria implícita conocido como priming. Este tipo de memoria opera de forma automática, y no puede expresarse verbalmente.
Memoria procedimental
La memoria procedimental es una forma de memoria implícita que se usa habitualmente en la vida diaria. Permite desempeñar acciones de forma inconsciente, como por ejemplo, escribir, o montar en bicicleta.
Existe un experimento realizado con dos grupos de personas. Uno de los grupos estaba formado por pacientes de amnesia con un deterioro severo de la memoria a corto plazo, y el otro estaba formado por sujetos sanos. En el experimento se les pidió a los sujetos que resolvieran varias veces la tarea de la Torre de Hanói (un complejo juego de resolución de problemas que requiere al menos treinta y un pasos para ser completado). El primer grupo mostró el mismo nivel de mejora a lo largo de los sucesivos ensayos que el grupo de los sujetos sanos, incluso a pesar de que sus miembros decían no recordar haber resuelto el puzle con anterioridad. Estos hallazgos sustentan firmemente la idea de que la memoria procedimental es independiente de la memoria declarativa.
En otro experimento se les dio a dos grupos de personas una bebida carbonatada con un sabor determinado. A los miembros del primer grupo se les provocó posteriormente una sensación de mareo, y desarrollaron una aversión condicionada al sabor de la bebida carbonatada, incluso a pesar de haber sido informados de que la sensación de malestar que experimentaban no se debía a la bebida ingerida. Estos resultados muestran que parece existir una memoria procedimental implícita que asocia subconscientemente la enfermedad con el sabor de la bebida.
Es un asunto debatido el hecho de si las actitudes implícitas (esto es, aquellas que se encuentran presentes en los individuos sin que estos sean conscientes de su existencia) pertenecen a la categoría de memoria implícita, o simplemente responden a un acercamiento pragmático a la afirmación del conocimiento. En cierto modo, las actitudes implícitas se aproximan al campo de la memoria procedimental, en la medida en que subyacen a piezas de conocimiento implícitas e inconscientes previamente adquiridas.
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